I have asked our summer seminarian Pedro to share with us a brief reflection on this Sunday’s Gospel.
Here it is: “THE TREE AND THE BIRDS”
Every time the word of God is proclaimed it seems so small and powerless, as if it has no power to change or have an impact on our lives.
However, for those who welcome it with an open and generous heart, a heart thirsty for God, this word becomes “the largest of plants and puts forth large branches, so that the birds of the air can nest in its shade.”
In this parable of the mustard seed (Gospel of today Mark 4,26-34) we are reminded that the word of God has the power to lead us from death to life, from sin to freedom, from sadness to joy.
The Lord wants to give us a personal experience of his kingdom in which we are able to experience the joy of his resurrection.
As Christians we are called to be a people with open ears.
Let us listen to his voice, as Jesus says: “Man does not live by bread alone, but by every word that comes from the mouth of God. Only God, through his word, can help us find that joy that our hearts so long for.”
If you want to share with us a personal encounter with God, as we did previously with reference to a beautiful dream, let us know and we will publish it in our weekly bulletin.
May God continue to bless you all!
One in Christ,
Father Alain
He pedido a nuestro seminarista de verano Pedro que comparta con nosotros una breve reflexión sobre el Evangelio de este domingo.
Aquí está: “EL ÁRBOL Y LOS PÁJAROS”
Cada vez que se proclama la palabra de Dios parece tan pequeña e impotente, como si no tuviera ningún poder para cambiar o tener un impacto en nuestra vida.
Sin embargo, para quienes la acogen con un corazón abierto y generoso, un corazón sediento de Dios, esta palabra se convierte en “la mayor de las plantas y echa grandes ramas, de modo que las aves del cielo pueden morar a su sombra”.
En esta parábola del grano de mostaza (Evangelio de hoy Marcos 4,26-34) se nos recuerda que la palabra de Dios tiene poder para llevarnos de la muerte a la vida, del pecado a la libertad, de la tristeza a la alegría.
El Señor quiere darnos una experiencia personal de su reino en la que seamos capaces de experimentar la alegría de su resurrección.
Como cristianos estamos llamados a ser un pueblo de oído abierto.
Escuchemos su voz, como dice Jesús: “No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Sólo Dios, a través de su palabra, puede ayudarnos a encontrar esa alegría que tanto anhela nuestro corazón”.
Si quieres compartir con nosotros un encuentro personal con Dios, como lo hicimos anteriormente con referencia a un hermoso sueño, háznoslo saber y lo publicaremos en nuestro boletín semanal.
¡Que Dios los siga bendiciendo a todos!
Uno en Cristo,
Padre Alain